lunes, 11 de febrero de 2013

Críticas a la poética del autor


Manta ha parido a poetas de reconocimiento fuera de las fronteras del país, reconocimiento como valoración de su literatura más que de conocer por simple referencia, Hugo Mayo en 1898 y Pedro Gil en 1970 son los más destacados, por romper con su poética los paradigmas de cada época.

Manta dio a luz en 1986 a Ernesto Intriago, quien con dos libros a su haber ha sido objeto de juicio por escritores de gran calibre del Ecuador y do otros países de américa. Sin entrar en comparaciones de Intriago entre Gil y Mayo, es notoria la entrada que hace Ernesto dentro de la literatura y la cultura nacional, que tiene sus inicios en la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí y su Taller Literario del Departamento de Cultura, como formadora de talentos de este talle.

A continuación se recopilan comentarios apropósito sus libros “Gimen de amor los muertos” y “Dedicadencia”, obras que se han presentado en Guayaquil, Quito, Latacunga, Manta, Portoviejo y Ambato.


Poeta en el camino

Ernesto Intriago forma parte de una familia donde reinan el arte y las letras. Una familia manabita, lo que quiere decir sensibilidad humana y espíritu libre, creativo.

Ernesto es poeta. O con mejor precisión: se inicia en el duro y pedregoso camino de la poesía, en el cual son frecuentes el abandono y la caída. Pero él tiene madera para resistir y voluntad para avanzar. Creo será poeta en firme.

Por de pronto nos entrega este poemario que nos hace pensar y a ratos nos sacude. Es que el hecho de que lloren de amor los muertos es más conmovedor que si lo hacen los vivos.

Así, por ejemplo, el poema si hablaran las cosas es un extenso lienzo pintado con colores grises que nos muestra el canibalismo del odio fratricida, de la guerra y la injusticia social. 

La visión sombría del joven poeta abarca todo el entorno: la ciencia y la técnica están al servicio del desangre universal, mientras todos los seres vivos y la naturaleza, en su conjunto, están enfermos: El sol tiene fiebre / los volcanes epilepsia / sida los bosques / alzhéimer el agua.

 A mí siempre me abruma el pesimismo de los humanos. Soy un optimista incorregible y me mueve la fe en el mañana. De allí que me afecta la visión sombría de Ernesto Intriago. La juventud y la poesía deben orientarse hacia horizontes de luz, con mayor razón si nos dominan las tinieblas.

Por fortuna, Ernesto Intriago, si persiste, encontrará el camino, para lo cual debe permanecer vigilante de su obra, lejos de toda vanidad, autocrítico, recordando la sentencia del gran narrador ruso Máximo Gorki: El oficio de escritor es duro de aprender, como el de herrero.

Jaime Galarza Zavala, Quito, 2008

El poeta de la imaginería única

Sumergidos en un mundo alucinante,  novedoso –su propio mundo– poblado de las “soledades que vivimos todos”, este joven poeta, con el cuidado de un cirujano ha creado una imaginería única dentro de la lírica ecuatoriana.

Perros despellejados vivos, muertos que gimen de amor, mujeres pensadas con la mano,  todo es permitido cuando se fusionan realidad e imaginación como fuerzas creadoras. Ernesto Intriago, a sus 22 años alcanza la madurez que muchos “mayores” están por descubrir, ubicándose entre las voces más talentosas de su generación.

Es un poeta extraordinario. 

Pedro Gil,  Manta, 2008

Intriago: humanamente apasionado

Vida como hervor, vida también como declinación. La construcción de los textos  –en este poemario de Ernesto Intriago– es acumulativa. Se van haciendo con fluidez, con una naturalidad que no es frecuente notar en quienes se sienten del gremio.  Por ningún sitio se ve envaramiento, tampoco un excesivo respeto a la tradición. Son los poemas de Ernesto Intriago humanamente apasionados.

No es, desde luego, poesía de un joven, sino de un hombre cuyo arte no se rinde a los embelecos que acechan: los de un concepto de tradición que mantiene sus purezas en formol, y los de un concepto de vanguardia formalizada en sus recetas y en sus mandamientos. Y aunque Gimen de amor los muertos tiene otros valores, sólo por esto merecería la pena que nos detuviésemos en el instante infinito y que lo leyésemos.



La poesía de Ernesto nos lleva a una profunda reflexión

A los 22 años el poeta ecuatoriano Ernesto Intriago, nativo de Manta, provincia de Manabí, es un claro exponente de la fuerza con que viene la nueva generación de poetas ecuatorianos emergiendo.

Poesía joven de un hombre joven, de un país joven de una América Latina joven. En una época de crisis global, signada por el consumismo, las guerras, el calentamiento global y la cyber-cultura, llega como una confirmación del pesimismo que nos habita, parafraseando a Mario Benedetti “El pesimista es un optimista bien informado”; “Gimen de amor los muertos”.

Verso libre, fluido, comprometido, nos hace navegar en un mar de imágenes y metáforas; comprendiendo su poesía como decía Borges: “logramos estar un instante en el paraíso”.

Pero difícil mantenernos en él, la poesía de Ernesto nos lleva a una profunda reflexión de temas de corte filosófico en su temática.

Joven sangre poética latinoamericana, hijo de una tierra atravesada por la pobreza, la desigualdad y la violencia, temas presentes en su poesía.

No encontrará en Gimen de amor los muertos, poesía feliz, quizá versos alegres. 

Un libro que nos muestra que la realidad está descompuesta y que la literatura, particularmente la poesía, sigue siendo la gran ventanilla de quejas de la sociedad.

Washington Daniel Gorosito Pérez, Irapuato, Guanajuato -  México,  2008

La búsqueda del caminar creativo

En días donde predomina  la búsqueda desesperante  de fama y de publicación de ciertos “poetas malitos” (?) es un estímulo encontrarse con esta colección de poemas dedicados a cumplir con la responsabilidad humana, terriblemente humana de escribir. Y escribir bien o no escribir nada. Reafirmo mi convicción de que estamos frente a un joven talento que maneja muy bien el juego de palabras, la ironía y la metáfora contundente. Reafirmo, aun a riesgo de las risas de los frustrados de que Ernesto Intriago en su segunda colección de poemas, Dedicadencia (dedicatoria a la decadencia) retoma el caminar creativo con madurez y sabe que al hacer poesía con responsabilidad estamos haciendo conciencia de país. Porque en esta poesía no encontramos “aves de ensueño” ni endulzantes gramaticales. Él no  padece diabetes lírica, por eso asume la tarea poética sin versos light. Este joven poeta -lo digo yo-  está haciendo conciencia de país.

Pedro Gil, Quito,  2011

La risa helada de Dedicadencia

He leído las reseñas de la poesía –todavía naciente– de Ernesto. Ahí se destaca lo que podría haber de desgarrado y doliente en su poética. Y es cierto, desde Gimen de Amor los muertos –su título publicado en el 2008 y que no sé si es el primero– hasta este nuevo título, Dedicadencia- hay una preeminencia de lo que duele y se pierde de la vida; pero a mí me va corresponder destacar  su humor –el humor  como contraparte y consecuencia del padecimiento, diría. En Dedicadencia hay muy buenos ejemplos de esta capacidad textual de Ernesto, ya menos larvaria que en Gimen de Amor los Muertos: Dislocamientos léxicos, intervenciones sonoras, etc., todo para dotar de nuevos protagonismos sonoros a las palabras, a las líneas versales – a “la verba”, en fin, dicho en lengua popular Manaba–, para permitirse burlar el vacio, el sinsentido de la norma, de todas las normas de las que está hecha la “inamovible” realidad. Ironía, sardonismo, burla hay en este libro de Ernesto, cualidades que celebro  y agradezco porque parece que hoy el paisaje lírico de mi país lagrimea –pobrecito de sí– y no sabe ni quiere hacer otra cosa, parece.

Roy Sigüenza, Portovelo,  2011

La voz coloquial y urbana del poeta fascinado

Una de las características más evidentes en la poética de Ernesto Intriago es lo coloquial y urbano con que construye y reproduce  formas y estructuras propias de la cotidianidad, Ernesto toma absoluta distancia del lenguaje crucigramado y se orienta hacia los temas que le son cercanos, tan comunes y corrientes que nos hace juez y parte de ellos, como si fueran nuestras propias experiencias las que están siendo poetizadas, es decir el poeta logra que seamos parte activa de sus textos. 

Muchísimas veces estamos tan inmersos en nuestras nimiedades que nos olvidamos de ver y escuchar las cosas sencillas que justamente por serlo reflejan tanta belleza en sus significantes, y es solamente la mirada acuciosa del poeta, de Ernesto, quien las extrae para sí, y a partir de esto, construye para nosotros los lectores, los referentes que con la sencillez del decir nos lleve a la sorpresa.

Ernesto Intriago con una inesperada madurez transita también por los misterios de la vida y la muerte, poetiza sobre el dolor de la pérdida, sobre el desasosiego de las calles, semáforos y esquinas, la conversación en el confesionario de una iglesia, los perros, los gallinazos o el padre nuestro que llueve las migajas de siempre. Esta voz coloquial y urbana es la del poeta fascinado y autorreflexivo que nos ayuda a visualizar ese mundo paralelo en el que caminamos muchísimas veces a ojos cerrados.

Siomara España Muñoz, Guayaquil,  2011

Magistral dominio de elementos literarios

Este poemario de la colección Almuerzo Desnudo, publicado por la editorial Mar Abierto de Manta- Manabí, en el año 2011, como la amalgama de palabras que su título sugiere, es una dedicatoria a la decadencia, a la realidad circundante del poeta y su entorno, de su mundo interior.

Es un manojo de textos poéticos que logran demostrar que es posible hacer buena literatura tomando aquellos elementos de la vida cotidiana que en muchos de los casos se tienden a ignorar en la mucha de la poesía contemporánea nacional (con sus excepciones obviamente) y hacer conciencia de que el oficio de la escritura requiere de un compromiso permanente y totalmente responsable con el lenguaje y la palabra por parte del autor.

Son páginas libres en su totalidad de vanos ornamentos líricos y gramaticales, pero no por eso menos artísticas y que reflejan un magistral dominio de elementos literarios como la ironía: “te invente reina destronándote hoy la ausencia/ te nombre luz y nos la corto la empresa." el símil  “Hemos comido hasta la saciedad igual que gallinazos/ empiezo a creer que ellos meditan/ si vale la pena arrancarle los ojos al perro que murió de ceguera” y la metáfora: “el púlpito se imagina/ el culto se cultiva con desgana/el amor se hace así mismo”, por mencionar algunos, sin olvidar también ese fin que muchos poetas buscamos en la poesía, sincerarnos con nosotros mismos: “Es difícil decir que amo/ cuando me siento al borde del abismo”.

Se puede recomendar la lectura de composiciones tales como: Nací cuando no me tocaba, La piedra es un pasaje, La santa de las lujurias, Cada giro es una soledad y el bello poema Lindo era ser tu hermana, que parece la pieza más personal e íntima del escritor, según mi propia apreciación, aunque todo el libro posee un contenido bastante ameno e innovador. 

Diego Rojas Arias, Pasaje de las Nieves, provincia de El Oro, Ecuador

lunes, 10 de diciembre de 2012

Dedicadencia desde Pasaje


Este poemario de la colección Almuerzo Desnudo, publicado por la editorial Mar Abierto de Manta- Manabí, en el año 2011, como la amalgama de palabras que su título sugiere, es una dedicatoria a la decadencia, a la realidad circundante del poeta y su entorno, de su mundo interior.

Es un manojo de textos poéticos que logran demostrar que es posible hacer buena literatura tomando aquellos elementos de la vida cotidiana que en muchos de los casos se tienden a ignorar en la mucha de la poesía contemporánea nacional (con sus excepciones obviamente) y hacer conciencia de que el oficio de la escritura requiere de un compromiso permanente y totalmente responsable con el lenguaje y la palabra por parte del autor.

Son páginas libres en su totalidad de vanos ornamentos líricos y gramaticales, pero no por eso menos artísticas y que reflejan un magistral dominio de elementos literarios como la ironía:" te invente reina destronándote hoy la ausencia/ te nombre luz y nos la corto la empresa." el símil  "Hemos comido hasta la saciedad igual que gallinazos/ empiezo a creer que ellos meditan/ si vale la pena arrancarle los ojos al perro que murió de ceguera" y la metáfora:" "el púlpito se imagina/ el culto se cultiva con desgana/el amor se hace así mismo", por mencionar algunos, sin olvidar también ese fin que muchos poetas buscamos en la poesía, sincerarnos con nosotros mismos:" Es difícil decir que amo/ cuando me siento al borde del abismo"

Se puede recomendar la lectura de composiciones tales como: Nací cuando no me tocaba, La piedra es un pasaje, La santa de las lujurias, Cada giro es una soledad y el bello poema Lindo era ser tu hermana, que parece la pieza más personal e intima del escritor, según mi propia apreciación , aunque todo el libro posee un contenido bastante ameno e innovador. 

Diego Rojas Arias
Pasaje de las Nieves, provincia de El Oro, Ecuador 

lunes, 9 de julio de 2012

Cada giro es una soledad


1

El goteo de la llave suena al de tu sangre
con clamor y susto te abrazo
apropósitamente
destilo besos de boca muda.

Te nombro l e  j   a    n    í     s      i       m         a
conjugando el verbo hamar:

1.1

Yo te hablo
Tú me amas
Él nos amarra.

–El heterogéneo sin éter
         semejanza
                   sin
                   semejante–.

1.1.2

Dibujo un semicorazón en la mesa
dice:
          yo
         con
          tú.

Creo el poema salvamuertes.

Silbo: “Te recuerdo Amanda”
y nada te hace florecer.

Mi llanto hace cosquillas
duele
no tranquiliza

todo este vacío
pesado
                pesado
tiene el nombre de nosotros
el de vosotros
y los de ellos.


2.1.2

Porque aún no sabemos cómo se gime
seguimos padeciendo.

Opacofobia


A Blanco

1

Tu mirada redentora/divisora
la menos animal de las compañías
una parte para que mis fantasmas vomitaran
la otra parte para enviar al purgatorio tus pupilas.

2

Top secret:
Peligra el alma y el mundo.

¿Está ilesa la memoria?
Tiene un letrero luminoso:
“reciclo sospecha con fines de luto”.

3

Cuando no apareces asalta la opacofobia
hecho de menos esas pupilas
lucecita extravagante y zalamera
suficiente para no taparme la cara y temblar
decir a las negritudes con el valor de un ladrido
¡Vengan espectros infernales!

3.1

A la oscuridad cuando está oscura
le temo,
salvaje visitadora blanca–amarilla
blanca–amarilla visitadora
cosa sin boca, sin manos, que acusa
y uno patidifuso
mueve la mano y no se mueve
parpadea y se da cuenta que no tiene párpados.

2.1

Vox pópuli:
Peligra mi alma y mi mundo.

1.1

Hecho de menos tu calor.

jueves, 8 de diciembre de 2011

La poesía contemporánea del Ecuador: “pena… es lo que siento en mi alma”

Tras una llamada para venir aquí y compartir con ustedes el entusiasmo de un encuentro de poetas, se me dijo de relancina que preparara una ponencia sobre la poesía contemporánea ecuatoriana o algo así… mi punto de vista, mi manera de ver o de entender el tema, podría decir espinoso tema, no porque hay que tomarlo con cuidado para que no hinque, sino porque hinca las entrañas no poder expresar la contemporaneidad de nuestra poética con la certeza que quiero, sin egoísmos, sin obviar a nadie, más claro no sé nada de poesía contemporánea ecuatoriana, ignoro contemporáneo de dónde a dónde, si es la Edad Contemporánea o tal vez se me quiso decir Vanguardista, cosa que es otra cosa. O quizá se me quiso decir Poesía joven de este país: mis contemporáneos, cosa que también me revienta el buche. La poesía, la buena poesía, mejor dicho, los buenos poemas son jóvenes toda la vida, hay que decir poesía escrita por jóvenes, buenos o malos poemas, pero escritos por jóvenes punto aparte

Lo ideal sería haber preparado una ponencia sobre el tema y dar una lista de los poetas que deambulan en la vanguardia o iniciaron la vanguardia poética del Ecuador, entonces daría una no tan larga lista de poetas que deben ser leídos y analizados. Si lo hiciera caería en la ridícula concepción del discurso lúdico diciendo que la poesía contemporánea de un país trazado por un surco imaginario se asemeja a la semitransparencia de un fantasma temeroso que transita en la atmósfera invisible del reconocimiento internacional o el impotente cuestionamiento de no tener un referente mundial, un César Vallejo, un Nicanor Parra que traspasaron sus fronteras, pero tenemos a Hugo Mayo, Carrera Andrade, que también han traspasado sus fronteras. Me atrevo a decir dos cosas, la primera, como ecuatorianos les ha importado más su propio país que el resto del mundo; la segunda, que tuvieron mala suerte… son nuestros referentes, ellos ya no están, nos toca sacarlos de nuestras fronteras antes de limitarlos al mero elogio nacional o estarlos nombrando de cuando en vez se escribe sobre esta burbuja con púas para variar. Por cierto, a Nicanor Parra, Hugo Mayo escribió “Todo puede venir” le vinieron las zapatazos de los literatos y le vino el Cervantes de literatura.

Hasta aquí no he dicho nada de lo primero, así que voy a referirme a lo segundo, poesía escrita por jóvenes, pero antes replico lo que Octavio Paz dejó dicho sobre la poesía contemporánea: ‘…se mueve entre dos polos: por una parte es una profunda afirmación de los valores mágicos; por la otra una vocación revolucionaria’. Lo que hizo el mantense Miguel Augusto Egas.

En estos encuentros de poetas, todos los y las poetas de las décadas de los mediados del 70, de los 80, tal vez hay algunos por aquí del 90, todos los habidos y por haber, más bien, nacidos y por nacer somos recurrentes, nos hemos visto las caras, perdón, la cara, en singular, solo venimos con una, con la cara, que digo cara, careta de poeta, si trajéramos la cara de humano… decía que somos recurrentes, como los temas, los eternos temas, ¿hay aquí acaso eternos jóvenes?. Lo cierto es que la poética que protagonizamos los de estas levas en suma carece de aquella “vocación revolucionaria”, no se camina firme por el empedrado sendero del oficio-profesión. Hay los que escriben y hay los escritores, los primeros, los de oficio, los tenaces, los que trabajan la palabra, los comprometidos con la causa; los segundos, los que publican uno, dos, tres libros para ser reconocidos como eso, como escritores y ya está, ellos abandonaron la causa, eso de pena llena, la pena es un sentir contrapoético.

Cierto es que de todo da la mata, aunque más da de lo que mata que de lo que nutre a la literatura nacional, una generación a la espera de reconocimientos, de avales de los no tan jóvenes, del bautizo con algún premio nacional, de viajes para ser editados por los países, cuando el viaje es por la poēsis y ser tocado por ella.

La poesía contemporánea va por un lado, los poetas contemporáneos de este siglo vamos por otro: pena con mermelada. Los poetas contemporáneos somos ‘amor, muerte, vida, andinismo, sexo, humor, tragedia con intentos de metáforas, cuando la poesía contemporánea debe ser lo mismo pero con la médula, ocurre en pocos, esto merma la helada pena. Saludos del cacique Manabí.
Ernesto Intriago, Manta 1986, poeta.

I Encuentro Nacional de Poesía “Marejada” - Santa Elena

Salinas, 8 de diciembre de 2011